La lactancia es un proceso natural que se pone en marcha desde muy temprano en el embarazo —a partir de la semana 16, o incluso antes— y continúa tras el parto, haya o no un bebé a quien alimentar. Es como si el cuerpo materno supiera que debe prepararse para nutrir, aunque la realidad a veces sea otra.
Cuando se produce la muerte de un hijo durante el embarazo, al nacer o poco después, la lactancia puede convertirse en una vivencia compleja, cargada de significados y emociones. No existe una única forma de vivirla ni una respuesta correcta. Cada madre atraviesa su duelo de forma única, y por tanto, su relación con la lactancia también será singular.
Una vez comienza la producción de leche, la madre puede tomar distintas decisiones, según lo que necesite física y emocionalmente. Todas ellas son válidas:
Inhibición de la lactancia, bien sea de forma farmacológica (con un medicamento llamado cabergolina) o natural (dejando que la producción se detenga poco a poco, sin estimular el pecho).
Continuar extrayendo leche, como una forma de mantener el vínculo con el bebé fallecido.
Donar la leche, un acto profundamente generoso que muchas madres describen como sanador.
Conservar parte de la leche, y darle un sentido simbólico o ritual.
Lactancia fraternal si fuera el caso.
Para muchas madres, el inicio de la lactancia tras la muerte de su hijo es un recordatorio muy doloroso. En estos casos, puede elegirse la supresión inmediata mediante tratamiento médico. La cabergolina es el fármaco utilizado, aunque no siempre resulta completamente eficaz y, si persiste la producción de leche, puede complementarse con una inhibición natural.
En la inhibición natural, el objetivo es evitar la estimulación del pecho, extrayendo solo lo justo para aliviar la tensión. Este proceso puede ser más largo y a veces doloroso, pero es igualmente válido.
En España, todos los bancos de leche humana aceptan la leche de madres que han perdido a sus hijos. Se puede donar:
Leche extraída antes del fallecimiento del bebé.
Leche producida durante la lactancia de otro hijo (en partos múltiples o hermanos mayores).
Leche extraída durante la inhibición natural.
Leche extraída con la intención activa de continuar la lactancia tras la pérdida.
Para muchas madres, donar su leche es una manera de darle significado a su experiencia de brazos vacíos, de transformar el dolor en algo que nutre y salva otras vidas. Es también una forma de reivindicar su maternidad, tantas veces silenciada tras una muerte gestacional o neonatal.
Más allá de la donación o la inhibición, algunas madres encuentran consuelo en conservar parte de su leche y darle un uso simbólico o creativo:
Convertirla en una joya de leche materna.
Hacer jabones o cremas.
Usarla en una receta especial.
Regar con ella una planta o un árbol que simbolice al bebé.
Desecharla
Lo importante es que cada madre encuentre su manera, aquella que le ayude a transitar el duelo y a honrar su vivencia.
La lactancia en duelo perinatal no es solo un hecho biológico, es también una experiencia emocional, íntima, a menudo contradictoria. No todas las madres querrán lo mismo, ni reaccionarán igual. Por eso, lo más valioso que podemos ofrecer es información clara, tiempo, espacio y respeto.
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