Escribo en homenaje a mi hija Nel

"Escrito dedicado a mi hija NEL", soy una MADRE TAMBIÉN, su mamá.


Estando embarazada de 7 meses y medio, durante una ecografía, mi vida se rompió en mil pedazos: “Os tengo que dar la peor noticia del mundo: tu hija tiene una poliquisotis renal letal que es incompatible con la vida”. Yo no entendía...pregunté por mil opciones, por mil soluciones…en un momento me imaginé una vida difícil para mí y mi hija (médicos, tratamientos...) pero juntas! Obviaba la palabra letal, no podía ni quería entender... hasta que comprendí que mi vida, nuestra vida, se acababa de desvanecer.

El 9 de abril de 2021, después de pruebas médicas, opiniones, comité medico ético... parí a mi hija pequeña Nel, para abrazarla y besarla y despedirla también en ese momento para siempre. Es el día en el que ella y yo moríamos juntas y abrazadas.

Tengo otra hija de 4 años, por quién decidí luchar para volver a la vida un día u otro, y en esas estoy, en una agotadora lucha en la que no veo la luz... me siento en un pozo, sin salida, pero me han dicho que no es un pozo sino un túnel, y lucho para comprobar sí es así y si hay una salida para mí, para mi dolor. Ahora estoy en la tierra, tengo que estar con Lea, mi hija mayor, así lo quiero y así lo necesita ella y será así hasta el día de mi último aliento, el cual inspiraré con tranquilidad porqué sé que será el inicio de una vida eterna con mi pequeña Nel.

Después del parto me explicaron que debía tomarme una medicación para inhibir la lactancia, no me dieron ninguna otra opción. Así lo hice, pues en ese momento no entiendes nada. ¡Pero la leche no se fue! ¡su leche jamás se fue! Meses después, en una visita médica, pedí que me volvieran a recetar la medicación, pues tener leche me hería todavía más el alma, me recordaba lo que había perdido y me mostraba una imagen de mí misma muy vulnerable, muy frágil, muy rota.

Salí de la consulta con la receta en la mano y de repente algo en mi cambió: “ Su leche, la leche brotando en mis pechos, era la última evidencia física de mi hija, yo había tenido una hija, la leche era la muestra de todo lo que estaba viviendo, de todo lo que estaba anhelando, de todo lo que estaba sufriendo. Tenía leche porqué tenía una hija, en el cielo sí, pero tenía una hija que había surgido del amor de su papa y mío, que había crecido y vivido en mí, y que yo había parido entre mis muslos, abrazado entre mis brazos, besado con mis labios, acariciado con mi piel...”.

Definitivamente, no estaba ni estoy, preparada para pasar a lo simbólico, a lo abstracto, todo el recuerdo de mi hija Nel, y nuestra leche es todavía la muestra real de que he vivido todo esto y de que todavía lo estoy viviendo. Decidí guardar su leche y hacer una joya para mí, para su iaia y sus padrinas, porqué también la echan de menos, porqué la quieren y piensan todos los días. Las lágrimas de leche de mis pechos me han ayudado a sentir cada día que esto es real y que ella también lo es...y que mi cuerpo y mi alma se transformó al perderla, pero también al tenerla. La leche me conecta con ella, al amor profundo que siento por mi hija, y que crece día a día, como lo que es: mi hija. Mi cuerpo se ha visto como el cuerpo de cualquier mamá en posparto, mis pechos se llenaron como el de toda mujer y su forma cambió porqué están rebosando de leche y amor, amor que me cuesta encontrar como enfocar, como canalizar, porqué yo no puedo hacer de mamá de Nel dándole el pecho, yendo a pasear, bañándola, cambiándole el pañal... he tenido que ingeniármelas para aprender a hacer de mamá desde otro lugar, desde un lugar profundo y simbólico, tan abstracto que a veces cuesta de encontrar y tener la leche tan real, tan caliente, tan pura, me ha ayudado a entender que en lo abstracto siempre puedes encontrar algo concreto, que en lo simbólico también puedes encontrar paz. Así que, acepto que la leche, su leche, brote de mí hasta cuando tenga que ser, así lo ha hecho la naturaleza.

Había soñado mucho en esta segunda lactancia, jamás imaginé que podía ser así, pero así es, es la que tengo, la que vivo y la que siento. Ojalá jamás tuviera que haber escrito estas palabras porqué significaría que estaría con mi hija en el brazo mamando directamente de mis pechos, y estaría totalmente ajena a esta maternidad tan difícil y dolorosa, y a esta lactancia tan desconocida, pero me ha tocado la otra cara de la moneda, la otra cara de la vida, la que vivimos muchas familias, muchas madres, porqué somos: Madres también.


Dedicado a los amores de mi vida, a mis hijas Lea y Nel.

Cristina Pérez Curto

4 de Marzo de 2022